Celos...

Los seres humanos experimentamos, a lo largo de nuestra vida, todo tipo de sentimientos. Cada uno de los cuales determina lo que somos, es decir nuestra manera de ser, de pensar, y sobre todo, cómo nos relacionamos con lo que nos rodea, etc. Y uno de esos sentimientos son los celos.

Los celos pueden interpretarse como una respuesta emocional natural ante alguna situación que ponga en peligro nuestra seguridad personal y se expresa generalmente cuando se ven expuestas las relaciones itnterpersonales. Esas relaciones pueden ser románticas, amistosas, familiares, etc. A pesar de que los celos son estudiados por disciplinas como la psicología, como un tipo de comportamiento patológico, en el caso de los celos entre parejas, a mí me gustaría más abordar la definición, o más que definición, explicación de celos que da el Marqués de Sade.

Parafraseando un poco al Marqués, él nos dice que debemos examinar un poco la naturaleza de ese rasgo estúpido que son los celos, debemos entender que los celos de una persona hacia su amante no dicen gran cosa del aprecio que se le tiene; después de todo, lo que hace celoso al amante no es el amor que siente por su pareja sino el miedo a la humillación pública en que incurriría si su querido(a) cambiara de sentimientos hacia él, pues no hay amante en el mundo que no preferiría ver muerto(a) a su amante,a  que le sea infiel, de ahí se entiende que no es la pérdida de él (ella) lo que molesta al celoso, sino la vergüenza que implica su abandono.

A mí me gusta mucho la manera en que el Marqués se expresa a éste respecto, puesto que por más que tratemos de justificar los celos en cuanto al amor que se puede sentir por el otro, en verdad creo que es más esa inseguridad que manifestamos, es nuestro orgullo herido al sentirnos amenazados por alguien más. Tal vez a yo no preferiría ver muerto a mi "amante", como tampoco me gustaría verlo con alguien más, pero sin duda mi orgullo si se vería profundamente herido.

Y de todos los sentimientos  los son los celos más peligrosos. Sobre todo si no somos capaces de controlarlos para evitar, como bien lo dice Sade, preferir ver muerto a tu amante antes de que te sea infiel.