miércoles, 11 de mayo de 2011

Mentiras...

¿Cómo es que ciertas veces llegamos a creer las cosas más inverosímiles, o incluso nosotros mismos llegamos a contarlas consiguiendo que nos crean? Esta entrada no será para enseñar a mentir, o para revelar mentiras dichas, más bien se trata de una entrada en la que pretendo dar algunas de las características que hacen a una mentira creíble ante los demás.

Toda narración, de tipo lingüística que hagamos, genera estados afectivos de gran intensidad con la historia que se está contando, de ahí el hecho de poder captar la atención de la persona a la que nos dirigimos. Si el estimulo que generamos es bajo, dificilmente la otra persona creerá en nuestra historia. E independientemente de la afectividad, también influyen otros elementos: debe haber signos específicos que le den un inicio y un final a la historia; los acontecimientos narrados se orientan hacia el punto final de la historia; la narración es lineal, organizada de manera casual, es decir, cuenta con causas y efectos; los personajes se mantienen estables en el tiempo.

Habiendo contextualizado la situación en una narración, también hay que señalar que ésta debe contar con una entonación y una selección de palabras adecuada, para generar los significados específicos, es decir, estos elementos son los que harán que nuestra narración sera creíble. Y ya dependerá de cada persona si se identifica o no, y también si de ahora en adelante realiza o no de manera adecuada sus narraciones.

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